Europa seguirá sufriendo altos precios de la energía en un periodo prolongado y que afectará de lleno a la inflación en la UE. Así lo aseguró el pasado 8 de enero la miembro del Comité Ejecutivo del BCE, Isabel Schnabel, en la conferencia sobre “El clima y el sistema financiero” que dio en la reunión anual virtual 2022 de la American Finance Association.
La economista del BCE señaló que «La combinación de una capacidad de producción insuficiente de energías renovables a corto plazo, las inversiones moderadas en combustibles fósiles y el aumento de los precios del carbono significa que corremos el riesgo de enfrentar un período de transición posiblemente prolongado durante el cual la factura de la energía aumentará. Los precios del gas son un ejemplo de ello». Para Isabel Schnabel los precios del CO2 seguirán en aumento para poder cumplir los objetivos climáticos del Acuerdo de París. «Los precios más altos del carbono funcionan en parte estimulando las inversiones y la innovación en tecnologías bajas en carbono. Pero estas inversiones llevarán tiempo. En la actualidad, la energía renovable aún no ha demostrado ser lo suficientemente escalable para satisfacer la demanda en rápido aumento».
Y es que para Schnabel, la transición energética está creando un efecto perverso en los precios de la economía y el incremento de los precios energéticos ha disparado la inflación a cotas récord en la UE. «La energía, a su vez, ha sido el factor principal detrás del fuerte aumento de la inflación general de los precios al consumidor en la zona del euro, con el IAPC situándose en el 5,0% en diciembre de 2021 según la estimación preliminar de Eurostat, que fue el nivel más alto registrado desde que se estableció el euro. introducido en 1999. Entre abril y diciembre de 2021, la energía contribuyó, en promedio, más del 50% a la inflación medida por el IAPC», afirmó.
Mantener la apuesta por la transición verde
Pese a esto Schnabel afirmó que los países deben seguir apostando por la transición verde, y a la vez tratar de cuidar a los consumidores más vulnerables.
«Dado que los gastos en energía suelen ser muy inelásticos y constituyen una parte particularmente importante de los ingresos de los hogares menos favorecidos, los impuestos al carbono tienden a ser regresivos. Ya en 2020, el 8% de la población de la Unión Europea (UE), o alrededor de 36 millones de personas, dijeron que no podían mantener su hogar adecuadamente caliente. La pobreza energética es una grave amenaza para la cohesión de nuestra sociedad y para el apoyo a las políticas relacionadas con el clima. Por tanto, las medidas de compensación son importantes», explicó.
Fuente: El periódico de la energía